¡Las enanas blancas podrían ser el nuevo refugio para la vida en el universo!
Astrónomos descubren que las enanas blancas, estrellas moribundas que se creían inhóspitas, podrían ofrecer un entorno cálido y adecuado para exoplanetas habitables. Este hallazgo abre nuevas posibilidades en la búsqueda de vida fuera de la Tierra.
Por Enrique Coperías
Astrónomos de la Universidad de California en Irvine, en Estados Unidos, han descubierto que, entre las aproximadamente 10.000 millones de estrellas enanas blancas que habitan en la Vía Láctea, un número superior al esperado podría ofrecer un entorno estelar favorable para la existencia de exoplanetas capaces de albergar vida.
Este hallazgo se detalla en un artículo reciente publicado en The Astrophysical Journal, donde un equipo de investigación, dirigido por la profesora Aomawa Shields, de la UC Irvine, compara los climas de exoplanetas que orbitan alrededor de dos tipos de estrellas diferentes: una hipotética enana blanca en las etapas finales de su vida estelar, y Kepler-62, una estrella enana naranja ubicada a unos 1.200 años luz de la Tierra, en la constelación de Lira, con un tamaño y una temperatura similares a los del Sol. Ahora bien, es algo más fría y menos luminosa que el astro rey.
El equipo utilizó un modelo computacional tridimensional de clima global, empleado habitualmente para estudiar el clima terrestre, y descubrió que el exoplaneta en torno a la enana blanca era mucho más cálido que el exoplaneta de Kepler-62, a pesar de que ambas estrellas tienen una distribución de energía estelar similar.
Blancas anfitrionas de planetas habitables
Según Shields, las enanas blancas, que han agotado la fusión nuclear en sus núcleos, aún pueden liberar algo de calor debido a la actividad nuclear residual en sus capas externas. Sin embargo, hasta ahora, no se les ha prestado mucha atención como posibles anfitrionas de planetas habitables.
El estudio revela que las simulaciones por ordenador sugieren que, si existen planetas rocosos en sus órbitas, estos podrían disponer de más superficie habitable de lo que se pensaba. Una diferencia clave entre los sistemas planetarios estudiados es la rotación de los planetas. En el caso de la enana blanca, su zona habitable se encuentra mucho más cerca de la estrella que la zona habitable de Kepler-62, lo que provoca un período de rotación mucho más rápido para el planeta enana blanca: 10 horas, frente a los 155 días del planeta que orbita Kepler-62.
Esta rápida rotación tiene un impacto directo en el clima del planeta, al extender la circulación de nubes alrededor del planeta y evitar la acumulación de una capa gruesa de nubes en el lado diurno. Esto contribuye a que el exoplaneta de la enana blanca mantenga temperaturas más cálidas en comparación con el planeta de Kepler-62.
Un giro planetario más lento con nubes de agua
El exoplaneta en torno a Kepler-62, por su parte, presenta una rotación más lenta, lo que da lugar a una mayor masa de nubes de agua líquida en su lado diurno, lo que refleja más radiación solar y enfría el planeta, especialmente en las zonas cercanas al borde interior de su zona habitable. En contraste, el planeta en torno a la enana blanca experimenta un calentamiento más uniforme debido a la menor cobertura nubosa y a un mayor efecto invernadero en su lado nocturno.
«Esperamos que la rotación sincrónica de un exoplaneta en la zona habitable de una estrella normal, como Kepler-62, cree una mayor cobertura de nubes en el lado diurno del planeta, y refleje la radiación entrante lejos de la superficie del planeta —explica Shields en un comunicado de la UC Irvine. Y añade—: Esto puede ser beneficioso para los planetas cercanos al borde interior de sus zonas habitables, donde se pueden enfriar en lugar de experimentar un calentamiento descontrolado como en el caso de un efecto invernadero».
Sin embargo, el planeta de la estrella enana blanca, al rotar más rápido, no experimenta un enfriamiento excesivo en su lado diurno y mantiene temperaturas más cálidas, lo que resulta favorable para la habitabilidad.
Nuevas fronteras para la astrobiología
Este descubrimiento podría cambiar la forma en que los astrónomos consideran las enanas blancas como potenciales anfitrionas de vida. Además, el hecho de que los planetas habitables en torno a estas estrellas sean capaces de mantener un ambiente cálido podría ofrecer nuevas oportunidades para la astrobiología.
A medida que la tecnología, como el telescopio espacial James Webb, avanza, la observación y estudio de estas estrellas y sus planetas podría marcar el comienzo de una nueva era en la búsqueda de exoplanetas habitables.
El modelo computacional utilizado en el estudio permitió simular planetas de tipo acuoso con atmósferas similares a la terrestre, y observó que los planetas en la zona habitable de las enanas blancas tienen una temperatura superficial global media que es 25 grados Kelvin superior a la de los planetas en zonas habitables de estrellas de la secuencia principal, como Kepler-62.
Ahora podemos ver sus atmósferas
En palabras de Shields, esta diferencia se debe en parte a la rápida rotación del planeta de la enana blanca, que genera fuertes vientos zonales y una distribución más homogénea de la circulación atmosférica, lo que reduce la acumulación de nubes en el lado diurno. Por el contrario, el planeta en torno a Kepler-62, con una rotación mucho más lenta, presenta una acumulación significativa de nubes de agua líquida en su lado diurno, lo que refleja la radiación solar y contribuye a un efecto de enfriamiento en ese lado del planeta, según Shields.
Estas simulaciones también sugieren que el ambiente estelar de las enanas blancas, que antes se consideraba inhóspito para la vida, podría ofrecer nuevas vías para los investigadores interesados en la habitabilidad de los exoplanetas. Con el desarrollo de nuevas tecnologías de observación, como el telescopio espacial James Webb, la posibilidad de estudiar la atmósfera de estos planetas está cada vez más al alcance de los científicos, lo que abre la puerta a una nueva fase en la investigación exobiológica.
A medida que las enanas blancas continúan evolucionando y enfriándose, su zona habitable se desplaza hacia el interior, lo que hace que los planetas que giran alrededor de estas estrellas se enfrenten a condiciones climáticas que podrían haber sido menos favorables en el pasado.
Condiciones más aptas para la vida
Sin embargo, los resultados obtenidos en este estudio sugieren que las condiciones para la vida en estos exomundos podrían ser mejores de lo que se pensaba inicialmente, gracias a los efectos de la mencionada rotación rápida y a la distribución eficiente del calor.
Las simulaciones también han mostrado que, en condiciones de rotación sincrónica, el planeta en torno a una enana blanca puede tener temperaturas más estables y, por lo tanto, más aptas para la vida, a pesar de la menor cantidad de energía solar disponible debido al envejecimiento de la estrella.
Estos resultados proporcionan una nueva perspectiva sobre las enanas blancas, que anteriormente se consideraban unas estrellas demasiado frías e inhóspitas para albergar vida, y sugieren que podrían ser anfitrionas de mundos habitables mucho más cálidos y acogedores de lo que se había creído anteriormente, concluye Shields. ▪️
Información facilitada por la Universidad de California en Irvine
Fuente: Aomawa L. Shields, Eric T. Wolf, Eric Agol, and Pier-Emmanuel Tremblay. Increased Surface Temperatures of Habitable White Dwarf Worlds Relative to Main-sequence Exoplanets. The Astrophysical Journal (2025). DOI: 10.3847/1538-4357/ad9827