Los mamíferos tropicales huyen de la luna llena

La luna llena tiene la mala fama de sacar lo peor de las personas, desde hombres lobo hasta lunáticos. Sin embargo, resulta que el ciclo lunar puede influir en el comportamiento, al menos de los mamíferos tropicales.

Por Enrique Coperías

La fobia lunar parece ser más común en mamíferos de tamaño pequeño a mediano que son presa de carnívoros, como es el caso de la zarigüeya gris.

La fobia lunar parece ser más común en mamíferos de tamaño pequeño a mediano que son presa de carnívoros, como es el caso de la zarigüeya gris —arriba—. Imagen generada con Copilot

La luna llena ha sido objeto de numerosas creencias y mitos a lo largo de la historia, en diversas culturas y tradiciones. La luna llena es considerada un momento poderoso para la magia y los rituales en muchas tradiciones esotéricas, y se asocia frecuentemente con criaturas mitológicas, como los hombres lobo. Y se dice que la luna llena puede provocar transformaciones en las personas, haciéndolas más propensas a comportamientos extraños o inusuales. Este mito está relacionado con la idea de la luna llena como causa de locura, de ahí la palabra lunático.

Es más, muchas culturas creen que la luna llena afecta al comportamiento humano, especialmente en relación con la agresividad, el sueño y la fertilidad. Algunos estudios científicos sugieren que los delitos violentos pueden aumentar durante las noches de luna llena.

Una nueva investigación publicada en Proceedings of the Royal Society B revela que la mitad de las especies de mamíferos de los bosques tropicales ajustan sus comportamientos en respuesta a las fases lunares y las correspondientes variaciones de luz.

El ser humano trastoca la iluminación de los bosques

La ecóloga Lydia Beaudrot, de la Universidad Estatal de Míchigan, que estudia la ecología tropical y la conservación, forma parte de la cohorte internacional de investigadores que han contribuido al estudio.

A medida que el desarrollo humano altera rápida y drásticamente algunos de los lugares más oscuros de la Tierra, incluidos los sotobosques sombreados de los bosques tropicales, los investigadores se apresuran a comprender qué ocurre en estos sistemas al amparo de la noche.

«Esta investigación tiene implicaciones sobre cómo la degradación del hábitat puede afectar a algunos animales tropicales», dice Beaudrot en una nota de prensa de la Universidad Estatal de Míchigan.

2,1 millones de fotografías, examen

Los cambios en la iluminación lunar alteran el equilibrio de riesgos y oportunidades para los animales, e influyen en los patrones de actividad y en las interacciones entre especies, según los autores del trabajo. «La luna ilumina la noche y el ciclo lunar de veintinueve días altera las condiciones a las que se enfrenta la fauna salvaje.

Para algunas especies de mamíferos, sobre todo las que tienen una visión nocturna limitada o pocas amenazas nocturnas, la iluminación adicional proporciona acceso periódico a la noche y a las oportunidades asociadas de búsqueda de alimento o de desplazamiento», podemos leer en el artículo publicado en Proceedings of the Royal Society B.

Ilustración del diseño del estudio. a) Las imágenes de las cámaras trampa con marca de tiempo se agregan en intervalos de 15 minutos y se mapean en los períodos diurnos y lunares específicos del sitio disponibles. (b) Los puntos rojos en el ejemplo pertenecen al armadillo de nueve bandas (Dasypus novemcinctus), una especie aparentemente fóbica a la luna. Crédito: Richard Bischof et al. DOI: https://doi.org/10.1098/rspb.2024.0683

Otras especies, sin embargo, se ven privadas del manto de oscuridad y quedan expuestas a los depredadores o visibles para sus presas. «Determinar si las especies reaccionan a los cambios de fase lunar y a la iluminación correspondiente, y cómo lo hacen, puede mejorar nuestra comprensión de la dimensión temporal del nicho ecológico. También puede servir de base para predecir las respuestas conductuales a las condiciones lumínicas modificadas en un entorno cada vez más alterado por el hombre», aseguran los autores del trabajo.

Para entender cómo reaccionaban los mamíferos tropicales a las fluctuaciones naturales de la luz, los investigadores examinaron 2,1 millones de fotografías tomadas por webcams instaladas en diecisiete bosques protegidos de tres continentes.

Reacción de 86 especies de mamíferos a la luna llena

El conjunto de imágenes procedía de la Tropical Ecology & Assessment and Monitoring Network (TEAM), que Beaudrot califica de un «increíble recurso para la comunidad científica». Los miembros de TEAM desarrollaron un sistema estandarizado de recogida de datos que abarca una red mundial de parques protegidos con cámaras trampa, lo que proporciona un conjunto de datos a gran escala mediante el cual los científicos pueden examinar los cambios en los ecosistemas tropicales.

Analizando estas imágenes, los investigadores pudieron deducir cómo cambiaban los comportamientos nocturnos de 86 especies de mamíferos en función de las variaciones de los niveles de luz nocturna.

Comprobaron que una docena de especies mostraban una marcada evitación de la luz de la luna, esto es, fobia lunar, mientras que solo tres especies experimentaban una notable atracción hacia la luz de la luna o filia lunar.

Sin embargo, los investigadores detectaron que la mitad de las especies observadas modificaban sus niveles de actividad, su horario o ambas cosas en respuesta a los cambios en los niveles de luz. Si hablamos de la luna llena, su luz fue la más evitada por los mamíferos: en general, el 30% de las especies esquivaba la luz de la luna, frente al 20% que mostraba cierto grado de atracción por ella.

Entre estos cambios se incluyen variaciones en el momento en que las especies salen de noche para viajar o buscar comida, o incluso si lo hacen. En particular, las especies nocturnas, sobre todo los roedores, estaban sobrerrepresentadas entre las especies que evitaban la luna llena.

Estos comportamientos pueden estar estrechamente ligados a los hábitos alimentarios de las especies y a si son depredadores o presas. Pero para ambos grupos, salir de noche presenta una serie de ventajas y desventajas estratégicas.

Imagínete que juegas al escondite en una habitación oscura y alguien enciende una vela. La luz, aunque sea débil, puede facilitarte encontrar el camino por la habitación. Pero si eres tú quien se esconde, de repente te vuelves mucho más fácil de detectar.
— Lydia Beaudrot, ecóloga de la Universidad Estatal de Míchigan

Los artiodáctilos destacaban entre las especies atraídas por la luna llena. «Nuestros hallazgos indican que las fases lunares influyen en el comportamiento animal incluso bajo el dosel forestal. Estos impactos pueden verse agravados en bosques degradados y fragmentados. Nuestro estudio ofrece una línea base que representa contextos relativamente intactos y bien protegidos, junto con un enfoque intuitivo para detectar cambios de actividad en respuesta al cambio ambiental», dicen los autores del trabajo.

¿Salir de noche? No es una buena idea

El aumento de la iluminación puede facilitar la búsqueda de alimentos y el desplazamiento por el terreno, pero también hace que los animales sean más fáciles de detectar, lo que supone una desventaja para las criaturas que dependen del amparo de la noche para moverse sin ser vistas.

Sin embargo, el pronunciado impacto de la luz —incluso en el tenue sotobosque—está suscitando preocupación por cómo la degradación y fragmentación del hábitat podrían remodelar las comunidades forestales, según explica Beaudrot.

El desarrollo humano puede remodelar o destruir los hábitats naturales. Cuando se talan los bosques para obtener tierras, madera u otros recursos naturales, la contaminación puede tener efectos nefastos en el suelo, el agua y el aire, e incluso en la luz de la que dependen los animales para su seguridad y sigilo.

En estos entornos transformados, las copas ralas de los bosques ofrecen menos protección frente a la luz natural, y las fuentes de luz artificial pueden alterar los ciclos naturales.

Como consecuencia, algunos animales pueden perder oportunidades esenciales para asegurarse el alimento o desplazarse a nuevos lugares. Y aunque algunas especies podrían adaptarse mejor a las noches más luminosas, muchas otras -e incluso comunidades ecológicas enteras- podrían perder. ▪️

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