Los humanos masacraron "armadillos gigantes" en Argentina hace 21.000 años

Las marcas de herramientas dejadas en los huesos de un gliptodonte —un pariente gigante de los armadillos— podrían estar entre las evidencias más antiguas conocidas de ocupación humana en el sur de América del Sur.

Por PLoS

Reconstrucción 3D de humanos descuartizando un armadillo gigante obtenida a partir de la evidencia fósil. Crédito: Damián Voglino, Museo de Ciencias Naturales A. Scasso (Colegio Don Bosco), San Nicolás de los Arroyos, Provincia de Buenos Aires

Según un estudio publicado en la revista PLOS ONE por Mariano Del Papa, de la Universidad Nacional de La Plata, en Argentina, y sus colegas, las marcas de corte en los fósiles de un gran animal podrían ser la evidencia más tangible de la explotación humana de grandes mamíferos en el territorio argentino hace más de 20.000 años.

El momento de la ocupación humana temprana de América del Sur es un tema de intenso debate, muy relevante para un estudio de la dispersión de nuestra especie temprana por América y del papel potencial de los seres humanos en la extinción de los grandes mamíferos al final del Pleistoceno. Este debate se ve obstaculizado por la escasez general de pruebas arqueológicas directas de la presencia humana temprana y de las interacciones el Homo sapines y los animales.

En este estudio, los investigadores presentan pruebas de carnicería en fósiles de mamíferos del Pleistoceno procedentes de las orillas del río Reconquista, en el noreste de la región pampeana del centro de Argentina. Los fósiles son los de un gliptodonte, un pariente gigante de los armadillos, llamado Neosclerocalyptus.

Algunos gliptodontes alcanzaban el tamaño de un automóvil pequeño

Los gliptodontes son un grupo extinto de mamíferos que pertenecen a la subfamilia Glyptodontinae, dentro de la familia Chlamyphoridae. Estos animales eran parientes lejanos de los armadillos modernos y vivieron desde el Mioceno hasta el Pleistoceno, aproximadamente entre hace 20 millones y 10.000 años, en América del Sur y América del Norte.

Estos herbívoros eran grandes y robustos, y algunos alcanzaban el tamaño de un automóvil pequeño. Poseían un caparazón rígido y abovedado hecho de cientos de placas óseas (osteodermos) fusionadas, que les proporcionaba una armadura protectora contra depredadores.

La cola de los gliptodontes también estaba protegida por anillos óseos y, en algunas especies, tenía una maza en la punta, que probablemente usaban para defenderse.

Reconstrucción de un gliptodonte de la especie Neosclerocalyptus ornatus

Reconstrucción de un gliptodonte de la especie Neosclerocalyptus ornatus. Foto: Patricia Curcio

El análisis estadístico de los restos fósiles del Neosclerocalyptus hallado en la región pampeana revela que las marcas de corte en partes de la pelvis, la cola y la armadura del cuerpo coinciden con marcas conocidas hechas con herramientas de piedra, y la disposición de estas marcas es coherente con una secuencia de carnicería dirigida a zonas del cuerpo con abundante carne.

La datación por radiocarbono indica que estos fósiles tienen unos 21.000 años de antigüedad, casi 6.000 años más que otras pruebas arqueológicas conocidas del sur de Sudamérica.

Estos resultados encajan con otros hallazgos recientes que indican la presencia humana temprana en América hace más de 20.000 años. Estos fósiles también se encuentran entre las pruebas más antiguas de la interacción humana con grandes mamíferos poco antes de que muchos de ellos se extinguieran.

esqueleto de Neosclerocalyptus que resalta en azul los elementos esqueléticos marcados con cortes encontrados en el espécimen CRS-10.

Dibujo de un esqueleto de Neosclerocalyptus que resalta en azul los elementos esqueléticos marcados con cortes encontrados en el espécimen CRS-10. Crédito: Del Papa et al., 2024, PLOS ONE, CC-BY 4.0

Los autores sugieren que estos hallazgos podrían corroborarse con nuevas excavaciones en este yacimiento, nuevos análisis de las marcas de corte y una datación por radiocarbono más exhaustiva de los fósiles.

"La evidencia del estudio pone en duda el marco temporal del primer poblamiento humano de América hace 16.000 años", asegura Miguel Delgado, uno de los autores del trabajo de la División Antropología de la Universidad Nacional de La Plata.▪️

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