La guerrera olvidada del siglo X: descubren en Hungría la primera mujer enterrada con armas

En un hallazgo sin precedentes, arqueólogos han identificado en Hungría la tumba de una mujer del siglo X enterrada con armas, rompiendo los estereotipos de género de la época. El descubrimiento, único en la región de la Cuenca de los Cárpatos, revela un enigmático cruce entre vida guerrera y feminidad. ¿Quién fue esta mujer y qué rol jugó en una sociedad dominada por arqueros a caballo?

Por Enrique Coperías

A) Silueta del esqueleto de SH-63, un dibujo de Luca Kis basado en la ilustración original de campo de Ibolya M. Nepper. B) Ilustración del entierro basada en datos arqueológicos, antropológicos y arqueogenéticos (dibujo de Luca Kis). Crédito: B. Tihanyi et al. PLoS ONE (2024)

Un hallazgo arqueológico en el este de Hungría ha revelado el primer caso conocido de una mujer enterrada con armas en la Cuenca de los Cárpatos, que data del siglo X. Este descubrimiento, liderado por el equipo de Balázs Tihanyi, del Departamento de Antropología Biológica de la Universidad de Szeged (Hungría) y publicado en la revista PLOS ONE, aporta una nueva perspectiva sobre los roles de género durante el período de la conquista húngara de la cuenca de los Cárpatos, un tiempo de migración y consolidación del poder del pueblo magiar en Europa Central.

El hallazgo forma parte del cementerio de Sárrétudvari–Hízóföld, un sitio arqueológico que contenía 262 tumbas excavadas en la década de 1980, antes de ser destruido por actividades agrícolas. Este cementerio se caracteriza por una clara diferenciación en los ajuares funerarios según el género: los hombres eran enterrados con armas y equipo ecuestre, mientras que las mujeres solían ser acompañadas por joyas y objetos domésticos.

La tumba SH-63, sin embargo, rompe con esta división tradicional.

Con una punta de flecha para perforar armaduras

El inventario funerario de SH-63 era modesto pero inusual. Incluía un anillo de pelo penanular de plata —accesorio decorativo utilizado históricamente para adornar el cabello—, tres botones de campana, una cadena de cuentas, una punta de flecha diseñada para perforar armaduras, fragmentos de un carcaj de hierro y una placa de arco de asta.

La disposición del esqueleto, ligeramente inclinado hacia el lado derecho y con las rodillas flexionadas, y los restos óseos fragmentados reflejan la acción del tiempo y posibles disturbios post mortem.

Para determinar el sexo y el estilo de vida del individuo, los investigadores emplearon un enfoque interdisciplinario que combinó análisis arqueológicos, antropológicos y genéticos. La mala conservación de los huesos limitó el alcance de los estudios tradicionales. Sin embargo, los análisis histológicos del cráneo y los exámenes genéticos confirmaron que los restos pertenecían a una mujer adulta.

Una vieja guerrera con osteoporosis

El cráneo mostraba características asociadas típicamente con individuos femeninos, como una protuberancia mastoidea pequeña y una frente suave. Genéticamente, el análisis del ADN del hueso petroso, que se localiza en la base del cráneo, ofreció resultados concluyentes al identificar cromosomas XX. Adicionalmente, la presencia de osteoporosis, aunque no relacionada directamente con su género, apoyó la identificación al correlacionarse con indicadores biológicos asociados a mujeres mayores.

El examen esquelético reveló alteraciones en las articulaciones y signos de actividad física intensa. Estos cambios podrían asociarse con prácticas como la arquería o la equitación, actividades físicas comunes en contextos militares o de entrenamiento. No obstante, los investigadores se mantienen cautelosos al interpretar su rol. Aunque estos marcadores podrían sugerir un estilo de vida exigente, no prueban de manera concluyente que la mujer fuera una guerrera.

Artefactos hallados en la tumba n.º 63: 1) punta de flecha; 2) botón de campana; 3) anillo de pelo penanular de plata; 4) una sarta de cuentas; 5) fragmentos de botones de campana; y 6) placa de arco de asta. Cortesía: Zoltán Faur / Luca Kis) / B. Tihanyi et al. PLoS ONE (2024)

Entre las alteraciones más notables se encontraron tres traumas en las extremidades superiores, probablemente causados por caídas. Según Tihanyi, estos podrían reflejar accidentes relacionados con actividades físicas regulares, como montar a caballo. Además, la distribución del ajuar funerario, incluido un arco en una posición que simulaba ser sostenido por la difunta, plantea preguntas sobre si este equipamiento era simbólico o reflejaba habilidades prácticas.

El período de la conquista húngara es conocido por los arqueros a caballo que desempeñaron un papel crucial en la expansión de los magiares en Europa. Los ajuares funerarios masculinos de la época suelen incluir equipos de arquería y armas de combate, lo que refleja un ideal militarizado de masculinidad. Por otro lado, las tumbas femeninas rara vez incluyen armas, y cuando lo hacen, estas suelen interpretarse como objetos rituales o talismanes.

Sin embargo, SH-63 difiere de estos casos, ya que incluye un conjunto completo de equipo de arquería, algo nunca antes documentado en una tumba femenina del siglo X en la región. Esto sugiere que los roles de género en esta sociedad podían ser más flexibles de lo que se pensaba, o al menos que algunos individuos desafiaron las normas establecidas.

Ciertas huellas esqueléticas apuntan a que la mujer del siglo X hallada en un cementerio húngaro pudo ser una arquera, aunque los arqueólogos se mantienen cautelosos al interpretar su rol. No se puede decir de forma concluyente que fuera una guerrera. Imagen generada con DALL-E

En Hungría, se han documentado entierros de mujeres con armas en períodos anteriores, como las eras sármata y ávara. Hay que recordar que los sármatas (I-V d. C.) fueron un pueblo nómada de origen iranio que habitó la región de la estepa póntica y más tarde partes de Europa Central y del Este. Eran famosos por su habilidad ecuestre y militar, y desempeñaron un papel importante en la historia de la región durante el Imperio Romano, especialmente como aliados o enemigos de Roma.

Por su parte, los ávaros (567-IX d. C.) fueron un pueblo nómada de origen turco-mongol que se estableció en la Cuenca de los Cárpatos. Crearon un poderoso imperio que dominó Europa Central durante varios siglos, hasta que fueron absorbidos o desplazados por los francos y los magiares. Son conocidos por su influencia en la cultura y la tecnología militar, como la introducción del estribo en Europa.

No obstante, los hallazgos publicados en PLOS ONE tienden a ser menos completos y no incluyen conjuntos de armas tan bien definidos como el de SH-63. Esto subraya la singularidad de este caso y su importancia para repensar la percepción histórica de género y guerra.

El equipo de investigación también señala que la mezcla de elementos tradicionalmente masculinos y femeninos en SH-63 refleja una complejidad social que podría estar relacionada con el estatus o el simbolismo cultural. Aunque esta tumba no confirma que la mujer fuera una guerrera en sentido estricto, sugiere que participó activamente en un estilo de vida físicamente exigente, posiblemente relacionado con roles no tradicionales.

Los restos óseos descubiertos en la sepultura n.º 63. A) Foto que indica el estado actual de conservación de los huesos (foto:Luca Kis); y B) Foto de la sepultura n.º 63 in situ

Los restos óseos descubiertos en la sepultura n.º 63. A) Foto que indica el estado actual de conservación de los huesos (foto:Luca Kis); y B) Foto de la sepultura n.º 63 in situ (foto: Ibolya M. Nepper / Luca Kis). Cortesía: B. Tihanyi et al. PLoS ONE (2024)

Sin duda alguna, el descubrimiento de SH-63 abre nuevas vías para explorar cómo vivían las mujeres en la sociedad húngara del siglo X. Examinar otros entierros en el cementerio de Sárrétudvari–Hízóföld podría proporcionar información adicional sobre los roles femeninos en esta cultura y cómo interactuaban con las estructuras sociales y militares.

Además, este caso destaca la importancia de aplicar enfoques interdisciplinarios en la arqueología. Combinando genética, antropología y análisis arqueológicos, se pueden reconstruir aspectos de la vida y el contexto social de individuos que de otro modo quedarían en el anonimato de la historia.

Desdibujando barreras conceptuales entre géneros

La tumba SH-63 no solo es un hallazgo excepcional por ser el primer caso conocido de una mujer enterrada con armas en la Cuenca de los Cárpatos, sino que también desafía las percepciones tradicionales sobre género y guerra en la historia europea. Su ajuar funerario y los signos de actividad física revelan una vida única, posiblemente marcada por roles no convencionales para su época.

Este descubrimiento es un recordatorio de que la historia no siempre sigue narrativas simples y de que cada hallazgo tiene el potencial de redefinir cómo entendemos las sociedades del pasado. A medida que se investigan más casos como SH-63, las barreras conceptuales entre género, roles sociales y cultura continuarán desdibujándose, proporcionando una visión más rica y matizada del pasado. ▪️

Fuente: Balázs Tihanyi et al. But no living man am I': Bioarchaeological evaluation of the first-known female burial with weapon from the 10th-century-CE Carpathian Basin. PLOS ONE (2024). DOI: 10.1371/journal.pone.0313963

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