La evidencia es cada vez mayor: los humanos fueron responsables de la extinción de los grandes mamíferos

La caza humana —y no el cambio climático— jugó un papel decisivo en la extinción de la megafauna en los últimos 50.000 años. Esta conclusión proviene de una investigación en la que se han revisado más de trescientos artículos científicos.

Por Peter F. Gammelby

Los humanos prehistóricos cazan un mamut lanudo.

Un grupo de humanos prehistóricos caza un mamut lanudo. Cada vez más investigaciones muestran que esta especie, y al menos otras 46 especies de megaherbívoros, fueron llevadas a la extinción por nuestros antepasados. Crédito: Grabado de Ernest Grise, fotografiado por William Henry Jackson. Cortesía del Programa de Contenido Abierto de Getty

El debate ha estado presente durante décadas en el mundo académico: ¿Fueron los seres humanos o el cambio climático los que llevaron a la extinción de numerosas especies de grandes mamíferos, aves y reptiles que han desaparecido de la Tierra en los últimos 50.000 años?

Por grandes nos referimos a animales que pesaban al menos 45 kilogramos, lo que se conoce como megafauna. Al menos 161 especies de mamíferos se extinguieron durante este período. Esta cifra se basa en los restos fósiles encontrados hasta el momento.

Los más grandes de ellos fueron los más perjudicados: los herbívoros terrestres que pesan más de una tonelada, esto es, los megaherbívoros. Hace 50.000 años, había 57 especies de grandes herbívoros. Hoy en día, solo quedan once, y sus poblaciones también se han visto mermadas de forma drástica, aunque no hasta el punto de la extinción total.

Muchas de las especies de grandes animales desaparecidas fueron cazadas hasta la extinción por los seres humanos

Un grupo de investigación del Centro de Dinámica Ecológica en una Nueva Biosfera (ECONOVO), de la Fundación Nacional de Investigación de Dinamarca, en la Universidad de Aarhus, concluye ahora que muchas de estas especies desaparecidas fueron cazadas hasta la extinción por los seres humanos. Los investigadores han presentado sus conclusiones en un artículo de revisión publicado en la revista científica Cambridge Prisms: Extinction.

Recordemos que un artículo de revisión es un tipo de publicación académica que resume y analiza el estado actual de la investigación sobre un tema específico. A diferencia de los artículos de investigación originales, que presentan nuevos hallazgos y datos experimentales, los artículos de revisión se centran en la síntesis y evaluación crítica de la literatura existente.

En este caso, los investigadores de la Universidad de Aarhus incorporaron varios campos de investigación, incluidos estudios directamente relacionados con la extinción de grandes animales. Entre ellos cabe citar los siguientes:

- El calendario de las extinciones de especies.

- Las preferencias alimentarias de los animales.

- Requisitos climáticos y de hábitat.

- Estimaciones genéticas del tamaño de las poblaciones en el pasado.

- Pruebas de la caza humana.

Además, incluyeron una amplia gama de estudios de otros campos necesarios para comprender el fenómeno, tales como:

- Historia del clima en los últimos 1-3 millones de años.

- Historia de la vegetación en los últimos 1-3 millones de años.

- Evolución y dinámica de la fauna en los últimos 66 millones de años.

- Datos arqueológicos sobre la expansión humana y el estilo de vida, incluidas las preferencias dietéticas.

Illustration: First printed in Bryant & Gay, 1883. Wood carving by E. Bayard.

Un grupo de humanos caza un mastodonte. Ilustración: Impreso por primera vez en Bryant & Gay, 1883. Talla en madera de E. Bayard.

El cambio climático desempeñó un papel menor

Los drásticos cambios climáticos de los últimos periodos interglaciares y glaciare, conocidos como el Pleistoceno tardío (hace de 130.000 a 11.000 años), afectaron sin duda alguna a las poblaciones y las distribuciones de animales grandes y pequeños, así como a las de las plantas de todo el mundo. Sin embargo, solo se observaron extinciones significativas entre los animales grandes, sobre todo en los de mayor tamaño.

Una observación importante es que las anteriores glaciaciones e interglaciaciones, igualmente dramáticas, de los últimos dos millones de años no provocaron una pérdida selectiva de la megafauna. Especialmente al principio de los periodos glaciares, las nuevas condiciones de frío y sequedad provocaron extinciones a gran escala en algunas regiones, como los árboles en Europa. Sin embargo, no hubo extinciones selectivas de animales de tamaño importante.

"La gran y muy selectiva pérdida de megafauna de los últimos 50.000 años es única en los últimos 66 millones de años. Los periodos anteriores de cambio climático no dieron lugar a grandes extinciones selectivas, lo que refuta el papel fundamental del clima en las extinciones de megafauna —afirma el profesor Jens-Christian Svenning, director de ECONOVO y autor principal del artículo. Y añade—: Otro patrón significativo que argumenta en contra de un papel del clima es que las recientes extinciones de megafauna golpearon con la misma fuerza en zonas climáticamente estables que en zonas inestables".

Cazadores efectivos y gigantes vulnerables

Los arqueólogos han encontrado trampas diseñadas para animales muy grandes, y los análisis de isótopos de huesos humanos antiguos y residuos de proteínas de las puntas de lanza muestran que cazaban y se alimentaban de grandes mamíferos.

"Los primeros humanos modernos eran cazadores eficaces incluso de las especies animales más grandes, y claramente tenían la capacidad de reducir las poblaciones de animales voluminosos —explica Svenning. Y continúa—: Estos grandes animales eran y son particularmente vulnerables a la sobreexplotación, porque tienen largos períodos de gestación, producen muy pocas crías a la vez y tardan muchos años en alcanzar la madurez sexual".

Un grupo de hombres y mujeres primitivos, armados con lanzas de madera, cazan un rinoceronte lanudo( Coelodonta antiquitatis).

Un grupo de hombres y mujeres primitivos, armados con lanzas de madera, cazan un rinoceronte lanudo (Coelodonta antiquitatis). Imagen generada con DALL-E

El análisis muestra que la caza humana de megafauna., como mamuts, mastodontes y perezosos gigantes, estaba muy extendida y era constante en todo el mundo.

También muestra que la especie afectada se extinguió en momentos muy diferentes y a diferentes ritmos en todo el mundo. En algunas áreas locales, sucedió con bastante rapidez, mientras que en otros lugares tomó más de 10.000 años. Pero en todas partes, ocurrió después de la llegada de los Homo sapiens modernos, o en el caso de África, después de los avances culturales que se produjeron entre los seres humanos.

Las especies se extinguieron en todos los continentes excepto en la Antártida y en todo tipo de ecosistemas, desde los bosques tropicales y las sabanas hasta los bosques mediterráneos y templados y las estepas hasta los ecosistemas árticos.

Consecuencias y recomendaciones de conservación y restauración

"Muchas de las especies extintas podrían prosperar en varios tipos de entornos. Por lo tanto, su extinción no puede explicarse por cambios climáticos que provoquen la desaparición de un tipo de ecosistema específico, como el mamut de la estepa (Mammuthus trogontherii), un bioma, la estepa, que también albergaba solo unas pocas especies de megafauna —comenta Svenning. Y añade—: La mayoría de las especies existió en condiciones entre templadas y tropicales, y, de hecho, deberían haberse beneficiado del calentamiento al final de la última glaciación".

Los investigadores señalan que la pérdida de megafauna ha tenido profundas consecuencias ecológicas. Los grandes animales desempeñan un papel fundamental en los ecosistemas al influir en la estructura de la vegetación (por ejemplo, el equilibrio entre bosques densos y zonas abiertas), la dispersión de semillas y el ciclo de nutrientes. Su desaparición ha provocado cambios significativos en las estructuras y funciones de los ecosistemas.

"Nuestros resultados ponen de relieve la necesidad de realizar esfuerzos activos de conservación y restauración. La reintroducción de grandes mamíferos puede contribuir a restablecer los equilibrios ecológicos y apoyar la biodiversidad, que evolucionó en ecosistemas ricos en megafauna", concluye Svenning. ▪️

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