La autoconciencia podría ser un factor de riesgo de los «atracones de alcohol»… y también un factor de protección

Un nuevo estudio advierte de que las personas de carácter tímido pueden ser más propensas a los atracones de alcohol cuando son jóvenes, pero menos cuando maduran.

Por Enrique Coperías

El consumo excesivo de alcohol en atracones causa intoxicaciones y puede generar tolerancia. Estudios científicos indican que este hábito podría provocar daños cerebrales irreversibles, especialmente en adolescentes.

El consumo excesivo de alcohol en atracones causa intoxicaciones y puede generar tolerancia. Estudios científicos indican que este hábito podría provocar daños cerebrales irreversibles, especialmente en adolescentes. Imagen generada con DALL-E

La capacidad de una persona para ser consciente de sí misma en un entorno social influye significativamente en la tendencia de los jóvenes a consumir alcohol en exceso, aunque esta influencia evoluciona con el tiempo.

Un reciente estudio publicado en Alcohol: Clinical and Experimental Research revela que las personas tímidas, inhibidas o que sienten incomodidad en situaciones sociales son más propensas a emborracharse, en concreto, a participar en atracones de alcohol —o binge drinking, en inglés— en la juventud, pero tienden a reducir esta conducta insana a medida que maduran.

Estos hallazgos podrían facilitar la identificación precoz y la implementación de intervenciones dirigidas a jóvenes adultos en riesgo de desarrollar problemas con el alcohol.

Este estudio es pionero en examinar la relación entre la atención social y el consumo problemático de alcohol mediante una medida objetiva en un entorno real. No hay que olvidar que la atención social es el proceso mediante el cual las personas dirigen su foco mental hacia estímulos o interacciones en un contexto social. Incluye observar, interpretar y responder a señales sociales, como el lenguaje corporal, las expresiones faciales o las palabras de otras personas.

Videollamadas con amigos y desconocidos

Para acometer el estudio, el equipo de investigadores, dirigido por Jiaxu Han, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, en Estados Unidos, reclutó a participantes de entre veintiún y treinta años para mantener conversaciones espontáneas en un laboratorio.

Las interacciones se llevaron a cabo mediante videollamadas en las que las imágenes de los participantes y sus interlocutores aparecían lado a lado en la pantalla. Cada voluntario llevó a cabo dos conversaciones: una con un amigo y otra con un desconocido.

Durante estas interacciones, se rastrearon los movimientos oculares de los participantes para medir el tiempo que dedicaban a mirarse a sí mismos en comparación con el tiempo que observaban a su interlocutor, como indicadores de atención social y autoconciencia.

Mirarse a uno mismo y «botellón»

En el contexto de este artículo, esta última se refiere a la capacidad de una persona para ser consciente de sí misma en un entorno social, es decir, de su imagen, conductas y cómo cree que es percibida por los demás. La autoconciencia está vinculada a un foco de atención dirigido hacia el propio individuo, que puede manifestarse en cómo evalúan sus acciones, su apariencia o su desempeño en una interacción social.

Además, al inicio del estudio y en seguimientos a uno y dos años, los participantes completaron cuestionarios sobre su consumo de alcohol y las consecuencias negativas relacionadas con el mismo en los últimos treinta días.

El análisis inicial mostró que los participantes que se enfocaban más en su propia imagen durante las videollamadas tendían a reportar un mayor número de días en los que practicaban botellones. Específicamente, por cada punto porcentual de aumento en el tiempo que pasaban mirándose a sí mismos en la pantalla, se observaba un incremento del 1,3 % en los días que habían disfrutado de un atracón de alcohol.

Bajadas en los consumos de bebidas

En contraste, un aumento del 1 % en el tiempo dedicado a observar al interlocutor se asoció con una disminución del 1,1 % en los días de consumo excesivo.

Con el tiempo, sin embargo, aquellos participantes más autoconscientes experimentaron una disminución notable en sus días de atracón. Los jóvenes adultos que se miraban a sí mismos con mayor frecuencia durante conversaciones con amigos redujeron sus días de binge drinking en más del 50 % anual, en comparación con una reducción media inferior al 40 % en el resto de los participantes, un patrón común en este grupo de edad.

Los investigadores plantean que las personas cohibidas o tímadas podrían ser más sensibles a las normas sociales y, por ello, tienden a beber más durante la adolescencia tardía y la veintena temprana, cuando el consumo excesivo de alcohol es más frecuente.

Sin embargo, este comportamiento cambia a medida que maduran y las normas sociales en torno a la bebida se vuelven menos permisivas. También sugieren que no está claro si la timidez fomenta el consumo excesivo de alcohol como una estrategia de afrontamiento o si el consumo excesivo conduce a la timidez debido a sus consecuencias, como depresión y ansiedad.

Es importante señalar que las conclusiones del estudio no son aplicables a personas con trastorno por consumo de alcohol, quienes fueron excluidas de la muestra. Los investigadores recomiendan extender este enfoque a grupos de diferentes edades y realizar seguimientos más prolongados para comprender mejor el papel de la atención social en los patrones de consumo de alcohol. ▪️

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