Hallan una trampa natural de arenas movedizas con más de un millón de años, en el famoso “cementerio de elefantes” de Orce

Ubicado en Fuente Nueva-3, este yacimiento granadino alberga algunas de las evidencias más tempranas de presencia humana en Europa occidental.

Por la Universidad de Málaga

En esta trampa, los megaherbívoros quedaban atrapados debido al elevado peso que soportaban sus extremidades; sus cadáveres a medio hundir atraían a los carroñeros, tanto a las hienas como a los seres humanos.

En esta trampa, los megaherbívoros quedaban atrapados debido al elevado peso que soportaban sus extremidades; sus cadáveres a medio hundir atraían a los carroñeros, tanto a las hienas como a los seres humanos. Dibujo de Mauricio Antón

Científicos de la Universidad de Málaga (UMA) han mostrado de forma inédita cómo el que se venía denominando cementerio de elefantes en el yacimiento arqueológico del Pleistoceno inferior de Orce (Granada) —por la cantidad de restos de la especie de elefante extinta Mammuthus meridionalis que contenía— escondía una trampa natural en arenas movedizas.

Este yacimiento de Fuente Nueva 3 (FN3), ubicado en el margen nororiental de la depresión de Guadix-Baza (Granada), es uno de los yacimientos orcenses que alberga algunas de las evidencias más tempranas de presencia humana en Europa occidental —consistentes en industrias líticas, es decir, piedras talladas por nuestros antepasados—, datadas en un 1,4 millones de años.

Igualmente, este lugar arqueológico conserva manuports —piedras no modificadas utilizadas como herramientas de percusión para fracturar los huesos y acceder al tuétano y, quizás, también para usarlas como armas arrojadizas con las que ahuyentar a las hienas— y abundantes fósiles de grandes mamíferos, algunos de los cuales muestran marcas antropogénicas relacionadas con el desollamiento, la carnicería y el procesamiento del tuétano. También, huesos con marcas de dientes producidas por carnívoros carroñeros.

Los resultados de esta investigación pionera han sido publicados recientemente en el Journal of Iberian Geology, de la prestigiosa editorial Springer-Nature.

La Universidad de Málaga lleva más de una década de investigaciones en Orce. Ubicado en Fuente Nueva-3, este yacimiento del Pleistoceno inferior alberga algunas de las evidencias más tempranas de presencia humana en Europa occidental

Según este trabajo, coliderado por el catedrático de Paleontología de la UMA Paul Palmqvist y la profesora de Estratigrafía y Paleontología de la UMA María Patrocinio Espigares, las capas fértiles de este yacimiento presentan dos niveles arqueológicos diferenciados: inferior (LAL) y superior (UAL).

Ambos conservan abundantes restos óseos y herramientas lícitas, pero mientras el primero presenta una alta densidad de manuports, lo que sugiere que la actividad de los homínidos fue más intensa; el segundo conserva muchos restos de megaherbívoros, en concreto, de los elefantes extintos Mammuthus meridionalis, lo que apunta a una mayor participación de las hienas gigantes.

Así, se ha realizado un análisis de las diferencias estadísticas en la composición de los conjuntos faunísticos conservados en los dos niveles y de la sedimentología, concretamente el tamaño de las partículas en las capas fértiles de ambos. Este último es un aspecto clave en la investigación, puesto que muestra cómo en las capas 2-3 del nivel inferior predominan limos y arcillas, y en la capa 5 del nivel superior, arenas finas y muy finas.

Aguas salobres y arena finas que que podrían haber funcionado como una arena movediza

“Estos sedimentos de arenas finas, al estar depositados próximos al paleolago que había en la región, albergarían también agua ligeramente salina, mezcla que explica que podrían haber funcionado como una arena movediza, donde los animales más grandes se quedaban atrapados”, explican los científicos de la UMA.

Con todo, los expertos señalan que este último nivel se interpreta, por tanto, como una trampa natural de arena movediza, en la que los megaherbívoros quedaban atrapados debido al elevado peso que soportaban sus extremidades. Los cadáveres a medio hundir de los animales inmovilizados atraerían a medio hundir a los carroñeros, tanto hienas como seres humanos, que se alimentaron de estos. Y dejaron al lado sus herramientas líticas y los coprolitos —heces fosilizadas de las hienas—como evidencia de su presencia.

A: Esqueleto parcial de un mamut (Mammuthus meridionalis) hallado en Fuente Nueva-3. B: Elefante hembra adulta y sus dos crías atrapadas en una trampa de barro en Kenia (fotografía tomada por Kieran Avery, reproducida con permiso del Sheldrick Wildlife Trust)

El nuevo hallazgo descubierto por los investigadores de la UMA supone, en palabras de los investigadores, “un hito muy importante para avanzar en el conocimiento sobre las estrategias de subsistencia de nuestros remotos antepasados, los primeros europeos, y su competencia con las grandes hienas carroñeras por el acceso a estos recursos cárnicos, ya que es la primera vez que se describe una trampa natural con estas características en un yacimiento fósil con especial interés para la evolución humana”.

Un grupo de homininos aprovecha la carroña de un elefante atrapado en las arenas movedizas de Orce. Ilustración de Mauricio Antón

Efectuar estudios de mayor detalle diferenciando los niveles arqueológicos superior e inferior, así como caracterizar otros yacimientos importantes de la región de Orce, como Barranco León, que también alberga evidencias de presencia humana, son los próximos pasos previstos por este equipo científico de la Universidad de Málaga, en el que también participan investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad de Tarragona. ▪️

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