El microbio de la sífilis circuló en América miles de años antes del contacto con los europeos

La sífilis se originó en América antes de la llegada de Colón y, tras el inicio del colonialismo europeo, se propagó a nivel mundial, según revela un reciente estudio genético.

Por Enrique Coperías

El microbio de la sífilis circuló en el continente americano miles de años antes del contacto europeo, según un nuevo estudio. Imagen generada con DALL-E.

En la primavera de 1495, la campaña italiana de Carlos VIII de Francia se vio interrumpida por la aparición de una enfermedad desconocida y de alta mortalidad que rápidamente se extendió por toda Europa. Este brote, que dejó a los supervivientes con transformaciones significativas tanto físicas como mentales, es considerado el primer registro histórico documentado de la sífilis.

El origen de la sífilis ha sido objeto de un debate prolongado y controvertido. La aparición de la enfermedad a finales del siglo XV coincidió con el regreso de Cristóbal Colón y su tripulación de sus primeras expediciones a América, lo que llevó a plantear la hipótesis de que el contacto con nuevas tierras y culturas pudo haber desencadenado este brote repentino.

Aunque durante la colonización temprana de América muchas enfermedades contagiosas se transmitieron de Europa al Nuevo Mundo con efectos devastadores para las poblaciones indígenas, la sífilis es una de las pocas enfermedades que, según algunos expertos, podría haber viajado en dirección opuesta. Esta teoría, conocida como la hipótesis colombina, ha ganado adeptos a lo largo de los años, aunque no está exenta de detractores.

Un origen misterioso

Sin embargo, esta narrativa aparentemente sencilla se complica al examinar las evidencias óseas de la Europa medieval. Las lesiones características en los huesos y dientes de quienes padecen sífilis durante largos periodos —o que nacen con la infección— han sido identificadas en restos humanos anteriores a 1492.

Estos hallazgos han llevado a muchos especialistas a considerar que la enfermedad ya existía en Europa mucho antes de los viajes de Colón, y que la pandemia del siglo XV pudo haber surgido por factores independientes de los contactos transatlánticos. A pesar de las teorías contrapuestas, ninguna ha sido confirmada de manera concluyente, dejando el origen de la sífilis envuelto en misterio.

El ADN de agentes patógenos extraído de huesos arqueológicos tiene el potencial de resolver disputas sobre el origen de enfermedades, inclinando la balanza a favor de una teoría u otra. Este enfoque ha proporcionado información valiosa sobre la historia de la peste, la tuberculosis, la lepra y la viruela, pero la sífilis ha demostrado ser un desafío especialmente difícil de descifrar.

Según Kirsten Bos, líder del grupo de Paleopatología Molecular en el Instituto Max Planck para Antropología Evolutiva, en Alemania, «se han reconstruido varios genomas de la familia de la sífilis a partir de huesos arqueológicos, pero ninguno ha logrado responder las preguntas clave sobre las teorías pre o postcolombinas en torno a la enfermedad».

Análisis de cinco genomas antiguos de patógenos

Un nuevo estudio, dirigido por Bos y Johannes Krause, director del Departamento de Arqueogenética del Instituto Max Planck, ha dado un paso significativo hacia la resolución de este enigma. Colaborando con científicos y arqueólogos de diversos países de América, el equipo centró su atención en restos óseos de regiones donde infecciones que producen lesiones similares a las de la sífilis han sido identificadas desde épocas remotas.

"Sabemos desde hace tiempo que infecciones similares a la sífilis existieron en las Américas durante milenios, pero las lesiones óseas por sí solas no son suficientes para caracterizar plenamente la enfermedad", explica Casey Kirkpatrick, investigador postdoctoral y paleopatólogo participante en el estudio. Además, las alteraciones óseas no permiten determinar si la enfermedad se originó en las Américas o si, en cambio, llegó desde Asia junto a los primeros grupos humanos que poblaron el continente, hace unos 15.000 años.

Mediante técnicas de vanguardia, el equipo logró recuperar y analizar cinco genomas antiguos pertenecientes a la familia de enfermedades relacionadas con la sífilis. Estos genomas provinieron de restos arqueológicos en México, Chile, Perú y Argentina. «Aunque la preservación del ADN presentó algunos desafíos, pudimos establecer con confianza las relaciones entre estas cepas extintas y las variantes de la enfermedad que afectan la salud global en la actualidad», comenta Lesley Sitter, microbióloga computacional e investigadora postdoctoral responsable del ensamblaje de estos complejos rompecabezas genéticos.

Este avance representa un paso clave en la comprensión de la evolución y distribución de la sífilis y sus parientes, acercándonos a una respuesta definitiva sobre su origen histórico.

Los científicos han extraído material genético de estos huesos de la cadera que apuntan a una enfermedad similar a la sífilis. Crédito: Darío Ramírez

La familia de enfermedades de la sífilis en las Américas precede a Colón

La sífilis pertenece a una familia de enfermedades que incluye al pian y al bejel, ambas clasificadas como enfermedades tropicales desatendidas presentes en regiones ecuatoriales del mundo. Rodrigo Barquera, investigador postdoctoral, ha trabajado previamente con restos óseos de la época colonial en México, y ha confirmado la presencia de sífilis y pian en la Ciudad de México durante el siglo XVII.

Gracias a datos genómicos antiguos recientes, ahora se ha establecido que América fue un importante centro de diversidad para estas enfermedades antes de la llegada de Cristóbal Colón. «Identificamos linajes extintos relacionados con todas las formas conocidas de esta familia de enfermedades, lo que indica que la sífilis, el pian y el bejel son vestigios modernos de agentes patógenos que alguna vez circularon ampliamente en las Américas», afirma Barquera.

En palabras de Kirsten Bos, líder del grupo de paleopatología molecular, «los datos respaldan claramente un origen americano para la sífilis y sus parientes, y su introducción en Europa a finales del siglo XV es la hipótesis más consistente con las evidencias disponibles». Tras su llegada a Europa, se produjo una explosión en los casos de sífilis y pian alrededor del año 1500 d. C., probablemente antes de la intensidad del brote del siglo XVI en el continente.

Redes de tráfico humano y las expansiones europeas a América y África

La posterior diseminación global de estas enfermedades fue facilitada por las redes de tráfico humano y las expansiones europeas hacia América y África durante las décadas y siglos posteriores. «Aunque las formas tempranas de estas enfermedades estaban presentes entre los grupos indígenas americanos, los europeos desempeñaron un papel crucial en su propagación mundial», concluye Bos.

Con un origen americano de la sífilis respaldado por datos genómicos, surge la pregunta de cómo encajan en esta narrativa las evidencias de lesiones óseas similares a la sífilis que algunos investigadores han identificado en restos de la Europa precolombina.

«La búsqueda para caracterizar estas formas anteriores continúa, y el ADN antiguo será una herramienta indispensable en esta tarea —comenta Johannes Krause, director del Departamento de Arqueogenética del Instituto Max Planck. Y concluye—: Es posible que existieran enfermedades relacionadas aún más antiguas que se propagaron globalmente junto con humanos o animales antes de la aparición de la familia de la sífilis tal como la conocemos hoy». ▪️

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