La ciencia detrás de la maternidad: por qué el embarazo transforma el cerebro

Durante el embarazo, el 94% de la materia gris del cerebro de las madres experimenta cambios. Un hallazgo que revela cómo la maternidad transforma el cerebro y refuerza el vínculo con el bebé.

Por Enrique Coperías

Una investigación descubre que el volumen de materia gris del cerebro de las madres gestantes disminuye, en promedio, un 4,9% durante el embarazo, y alcanza su punto más bajo en el tercer trimestre.

Una investigación descubre que el volumen de materia gris del cerebro de las madres gestantes disminuye, en promedio, un 4,9% durante el embarazo, y alcanza su punto más bajo en el tercer trimestre. Imagen generada con DALL-E

Un equipo internacional de investigadores, liderado por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), ha realizado el primer estudio longitudinal de neuroimagen, en concreto, de resonancia magnética, que analiza cómo cambia el cerebro humano durante el embarazo y el posparto. Publicado en la prestigiosa revista Nature Communications, este trabajo destaca un patrón en forma de U en el volumen de la materia gris, lo que evidencia una notable plasticidad cerebral asociada a las fluctuaciones hormonales y el vínculo materno-filial.

Con la participación de 179 mujeres, incluidas madres gestantes, madres no gestantes y mujeres sin hijos, los resultados arrojan luz sobre los efectos biológicos y psicológicos del embarazo.

Hay que resaltar que este proyecto ha sido posible gracias a una financiación de 972.414 euros de la Fundación ”la Caixa” y que ha contado con la colaboración de instituciones de prestigio internacional como el Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón, en Madrid, y el Hospital del Mar Research Institute, en Barcelona.

La masa gris se encoge durante la gestación

La combinación de un tamaño de muestra robusto y un riguroso diseño metodológico permitió a los investigadores distinguir los efectos específicos del embarazo de los vinculados a la experiencia de la maternidad.

El estudio revela que el volumen de materia gris del cerebro de las madres gestantes disminuye, en promedio, un 4,9% durante el embarazo, y alcanza su punto más bajo en el tercer trimestre. Esta reducción afecta al 94% de la superficie cortical, esto es, la capa externa del cerebro formada por sustancia gris, donde se encuentran las neuronas encargadas de funciones como la percepción, el pensamiento y el control del movimiento. Su área aumentada, gracias a los pliegues o circunvoluciones, permite una mayor capacidad cognitiva.

Este encogimiento es especialmente pronunciado en regiones relacionadas con la cognición social y redes neuronales, como es el caso de la red de modo predeterminado, implicada en procesos introspectivos como la memoria, el pensamiento sobre uno mismo y la planificación futura; y la red frontoparietal, involucrada en el control cognitivo, la toma de decisiones y la resolución de problemas, especialmente en tareas que requieren atención y flexibilidad mental.

Aquellas mujeres que experimentaron una mayor recuperación del volumen de materia gris durante el posparto mostraron un vínculo más fuerte con sus bebés y menores niveles de hostilidad hacia ellos, según los autores del estudio.

Aquellas mujeres que experimentaron una mayor recuperación del volumen de materia gris durante el posparto mostraron un vínculo más fuerte con sus bebés y menores niveles de hostilidad hacia ellos, según los autores del estudio.

Un patrón en forma de «U»

Durante el posparto, se observa una recuperación parcial del volumen cerebral, aunque este no regresa completamente a los niveles previos al embarazo en los primeros seis meses después del parto.

El patrón en forma de U observado en estas regiones corticales sugiere que el embarazo induce un proceso de remodelación cerebral único en la vida adulta. Este proceso se caracteriza por una reducción inicial seguida de una recuperación parcial, que podría estar vinculado a adaptaciones neurobiológicas destinadas a preparar a las madres para las demandas sociales y emocionales de la maternidad.

Los investigadores encontraron que estos cambios en el cerebro están estrechamente relacionados con las fluctuaciones de hormonas esteroideas, particularmente de dos estrógenos: el estriol sulfato y la estrona sulfato. Estas hormonas, que aumentan exponencialmente durante el embarazo y disminuyen tras el parto, parecen desempeñar un papel crucial en la plasticidad cerebral. Esta es la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar a lo largo de la vida, reorganizando sus conexiones neuronales en respuesta a experiencias, aprendizajes o daños.

Los científicos relacionaron el mayor aumento en los niveles de los estrógenos con una reducción más pronunciada en el volumen de materia gris durante el embarazo y una mayor recuperación en el posparto.

Bienestar materno y vínculo con el bebé

Este vínculo entre las hormonas y la estructura cerebral refuerza hallazgos previos en modelos animales, donde los cambios hormonales durante la gestación se han relacionado con adaptaciones del cerebro materno que facilitan el cuidado de las crías. En el caso humano, los resultados sugieren que estas hormonas podrían actuar como moduladores de los cambios neuroanatómicos necesarios para la transición a la maternidad.

El estudio también evaluó cómo los cambios en el cerebro influyen en el comportamiento maternal y el bienestar psicológico de las madres. Aquellas mujeres que experimentaron una mayor recuperación del volumen de materia gris durante el posparto mostraron un vínculo más fuerte con sus bebés y menores niveles de hostilidad hacia ellos a los seis meses del nacimiento. Este hallazgo subraya que la recuperación cerebral podría ser un proceso adaptativo que promueve el apego materno.

Además, el bienestar psicológico de las madres desempeñó un papel mediador clave en esta relación. Las madres con niveles más altos de bienestar informaron de mantener un vínculo más positivo con sus bebés, mientras que aquellas mujeres con mayores niveles de estrés o síntomas de depresión mostraron una menor recuperación del volumen cerebral y un vínculo menos fuerte. Estos resultados destacan la importancia de brindar apoyo emocional y psicológico a las madres durante el embarazo y el posparto.

Diseño innovador del estudio

Una de las fortalezas de esta investigación es su diseño longitudinal, que incluyó cinco momentos de evaluación: antes de la concepción, durante el segundo y tercer trimestre del embarazo, y a uno y seis meses después del parto. Este enfoque permitió a los investigadores asistir a la evolución completa de los cambios cerebrales en las madres gestantes y compararlos con los de dos grupos de control: mujeres sin planes de embarazo y madres no gestantes (parejas femeninas de las gestantes).

Este último grupo permitió descartar que los cambios observados estuvieran relacionados únicamente con la experiencia de la maternidad y no con los factores biológicos del embarazo.

Los resultados mostraron que las madres no gestantes y las mujeres sin hijos no experimentaron cambios significativos en el volumen de materia gris, lo que confirma que las modificaciones observadas son específicas de los procesos biológicos asociados a la gestación.

Redes cerebrales implicadas

El análisis detallado de las regiones afectadas mostró que los cambios más pronunciados ocurrieron en áreas relacionadas con las redes de cognición social, como las ya mencionadas red de modo predeterminado y la red frontoparietal. Estas redes están implicadas en funciones como la empatía, el reconocimiento de emociones y la toma de decisiones sociales, habilidades esenciales para el cuidado y la interacción con el bebé.

A pesar de estas modificaciones estructurales, no se observaron cambios significativos en la organización funcional de estas redes, lo que sugiere que las alteraciones en el volumen de materia gris no afectan directamente la conectividad funcional durante este período.

Sin embargo, los investigadores reconocen la necesidad de estudios futuros para explorar cómo estas alteraciones podrían influir en otras propiedades funcionales del cerebro.

Imágenes de resonancia magnética donde se aprecia la materia gris del cerebro.

Imágenes de resonancia magnética donde se aprecia la materia gris del cerebro. Cortesía: Frontiers

Promover el bienestar psicológico y el vínculo materno-filial

Este estudio establece una referencia crucial para comprender la neurobiología de la maternidad y sus implicaciones en la salud mental de las madres. Los resultados abren nuevas vías para investigar cómo estos cambios pueden verse afectados en condiciones clínicas como la depresión posparto o en madres con experiencias traumáticas.

Además, proporcionan una base sólida para desarrollar intervenciones que promuevan el bienestar psicológico y el vínculo materno-filial.

En el futuro, los investigadores planean ampliar este trabajo para incluir muestras más diversas y explorar cómo factores como la edad materna, el número de hijos y las experiencias culturales pueden influir en los cambios cerebrales. También se espera que estudios adicionales utilicen técnicas de neuroimagen más avanzadas para examinar aspectos como la microestructura de la materia blanca o los patrones de flujo sanguíneo cerebral durante el embarazo. ▪️

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