A las jirafas les cuesta una barbaridad caminar cuesta arriba

Un estudio demuestra que las jirafas evitan pendientes mayores a los 20º de inclinación. Se trata de un hallazgo clave para su supervivencia.

Por Enrique Coperías

Un reciente estudio, basado en el seguimiento de 33 jirafas sudafricanas equipadas con GPS, revela que estos animales prefieren terrenos llanos y no superan pendientes mayores a 20º, posiblemente debido al alto costo energético y al riesgo de caída.

Investigadores de la Universidad de Mánchester, en el Reino Unido, y la Universidad del Estado Libre, en Sudáfrica, observaron que toleran inclinaciones de hasta 12º, pero solo si conducen a zonas con una jugosa y abundante vegetación. Los resultados de trabajo, aún no publicados, fueron presentados el pasado 13 de diciembre en la reunión anual de la British Ecological Society (BES), en Liverpool.

«A menudo pensamos que las jirafas deambulan por grandes sabanas de praderas llanas en África, pero ese no es realmente su verdadero hábitat, también hay colinas onduladas, cauces de ríos profundos y mesetas altas —dice Jessica Granweiler, candidata al doctorado en la Universidad de Mánchester. Y añade—: Nuestro estudio demuestra que las jirafas prefieren las zonas llanas. Toleran algunas pendientes para acceder a la comida, pero simplemente no pueden acceder a zonas con una pendiente superior a 20°. Es bastante chocante cuando se miran los mapas de distribución».

Una limitación fisiológica

En palabras de Granweiler, «las jirafas son animales tolerantes y resistentes a muchas cosas, como la disponibilidad de alimentos y las presiones humanas, pero este es un escenario en el que simplemente no pueden adaptarse debido a límites fisiológicos».

Una de las jirafas participantes en el estudio, con un rastreador GPS en la cabeza.

Una de las jirafas participantes en el estudio, con un rastreador GPS en la cabeza. Crédito: profesor François Deacon

Los hallazgos ponen de manifiesto un desajuste entre los hábitats ideales y llanos de las jirafas y las zonas en las que se están conservando. Utilizando el recién descubierto umbral de gradiente de 20º, los investigadores pudieron calcular la proporción de hábitats en países africanos clave donde se encuentran actualmente las jirafas que son inaccesibles para los animales.

«En Namibia y Tanzania, hay aproximadamente 8.000 km2 que pueden ser inutilizables para las jirafas, lo que equivale a casi la mitad del tamaño de Gales —explica Granweiler. Y continúa—: En Kenia y Sudáfrica, hay unos 4.000 km2 que podrían ser inutilizables. Lo que es aún más preocupante es que de todos los países que cartografiamos, uno de cada tres tenía más zonas inutilizables dentro de áreas protegidas que fuera de ellas».

Las vallas, un problema

Este problema se agrava cuando las reservas están valladas, como sucede en muchas de Sudáfrica. "Si una reserva tiene digamos 200 hectáreas, pero alberga una gran montaña en el medio, desde la perspectiva de una jirafa, esta reserva ya no es de 200 hectáreas —advierte JGranweiler. Y añade—:Tenemos que empezar a incluir la topografía en la planificación de la conservación de las jirafas y en las evaluaciones del hábitat, especialmente en las pequeñas reservas cercadas».

«Los entornos abruptos y escarpados son un reto para los animales de gran tamaño, como las jirafas. Por desgracia, es más probable que las zonas naturales y protegidas se sitúen en esos lugares, lo que puede provocar un desajuste entre los paisajes que los animales quieren utilizar y los que les hemos facilitado —dice la profesora Susanne Shultz, supervisora principal del doctorado de Granweiler. Y añade—: Incorporar la geografía y las limitaciones físicas en las evaluaciones de hábitats puede ayudar a evitar la conservación de animales en lugares inadecuados».

Una jirafa es liberada después de que los científicos le colocarán el gorro con el rastreador GPS.

Una jirafa es liberada después de que los científicos le colocarán el gorro con el rastreador GPS. Crédito: profesor Francois Deacon

En la actualidad, las jirafas se encuentran en veintiún países africanos, pero a pesar de su amplia distribución, las poblaciones han disminuido debido a la pérdida de hábitat, la caza furtiva y el conflicto entre humanos y vida silvestre.

Las iniciativas de conservación son fundamentales para la supervivencia de estos mamíferos artiodáctilos. Sin embargo, los modelos tradicionales de idoneidad del hábitat se centran principalmente en la distribución de la vegetación, la depredación y la perturbación humana, y pasan por alto la topografía.

En el estudio, los investigadores reutilizaron los datos de GPS recopilados entre 2011 y 2023 por el equipo de François Deacon, experto en hábitats salvajes de la Universidad del Estado Libre. Este colocó collares GPS a 33 jirafas (10 machos y 23 hembras) en cinco reservas de Sudáfrica.

Una ayuda para el futuro de las jirafas

Después, los investigadores combinaron los datos recogidos durante años con mapas topográficos, para de este modo calcular los gradientes que las jirafas podían y no podían afrontar.

«Cuanto más concienciemos sobre la ecología de las jirafas, más esfuerzos de investigación se dedicarán a esta especie en el futuro —dice Deacon, que también participó en esta investigación. Y añade—: El hecho de que aún estemos descubriendo importantes limitaciones o impulsores de su ecología y comportamiento es preocupante».

En palabras de este investigador, «investigaciones como la nuestra contribuyen a colmar esta laguna de conocimientos y ayudarán a una mejor gestión y conservación de las jirafas en el futuro».▪️

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