Proteínas de la carne, la leche y otros alimentos «abortan» los tumores intestinales

La ingesta de carne y proteínas de la leche actúan como antígenos que evitan que los tumores crezcan en nuestros intestinos, específicamente en el intestino delgado, según un nuevo estudio.

Por Enrique Coperías

Investigadores dirigidos por Hiroshi Ohno, del Centro RIKEN de Ciencias Médicas Integrativas (IMS) de Japón, han descubierto que ciertos antígenos alimentarios, como las proteínas de la leche, ayudan a impedir el crecimiento de tumores en nuestros intestinos, concretamente en el intestino delgado, la sección del aparato digestivo que conecta el estómago con el intestino grueso.

Los experimentos revelaron cómo estas proteínas activan el sistema inmunitario intestinal, lo que permite detener eficazmente el nacimiento de nuevos tumores. El estudio ha sido publicado en la revista científica Frontiers in Immunology.

Los antígenos alimentarios tienen mucha prensa negativa, porque son el origen de reacciones alérgicas a alimentos, como es el caso de los cacahuetes, el marisco, el pan, los huevos y la leche. Aunque no provoquen reacciones alérgicas, estos antígenos, junto con otros muchos presentes en plantas y legumbres, siguen considerándose objetos extraños que el sistema inmunitario debe examinar y combatir.

Ohno y su equipo ya habían observado que los antígenos alimentarios activan las células inmunitarias del intestino delgado, pero no las del intestino grueso. Al mismo tiempo, se sabe que algunas células inmunitarias activadas por bacterias intestinales suprimen tumores en el intestino. En el nuevo trabajo, los investigadores del RIKEN IMS unen estas dos líneas de pensamiento y comprueban si los antígenos alimentarios suprimen los tumores en el intestino delgado.

El papel de la respuesta inmunitaria

Como señalan Ohno y sus colegas en su artículo, «los tumores gastrointestinales son un importante problema sanitario en todo el mundo. Aunque el número de muertes por tumores gastrointestinales va en aumento, los del intestino delgado son relativamente raros, ya que representan entre el 3% y el 6% de todas las neoplasias gastrointestinales y entre el 1% y el 3% de todas las neoplasias malignas gastrointestinales».

Y añaden: «Sin embargo, no se han descrito métodos de detección no invasivos ni factores que intervengan en la regulación de los tumores del intestino delgado. El diagnóstico de los tumores suele retrasarse hasta las fases avanzadas debido a sus características asintomáticas y, por lo tanto, la identificación de los componentes alimentarios de nuestra vida cotidiana que previenen/inhiben la tumorigénesis —proceso por el que se produce el cáncer— del intestino delgado es importante para reducir la incidencia de la enfermedad. Cada vez hay más pruebas que demuestran que las respuestas inmunitarias desempeñan un papel importante en la regulación de los tumores en general».

Los tumores del intestino delgado representan entre el 1% y el 5% de los tumores digestivos, con aproximadamente 12.070 casos y 2.070 muertes anuales solo en Estados Unidos. Entre los tumores benignos que afectan a esta parte de nuestra anatomía, cabe citar los leiomiomas, los lipomas, los neurofibromas y los fibromas. Estos tumores pueden causar distensión abdominal, dolor, hemorragia, diarrea y vómitos en caso de obstrucción. Los pólipos son menos frecuentes en el intestino delgado que en el colon.

Cuando los antígenos proteicos se inyectan en el intestino delgado de ratones silvestres, se transmiten a las células dendríticas en las placas de Peyer, agregados de células linfoides proyectados hacia el lumen del intestino; experimentos similares en ratones con deficiencia de células M dan como resultado que menos células dendríticas reciban el antígeno proteico. Crédito: RIKEN

Un ratón con una mutación en un gen supresor de tumores

En cuanto a los tumores malignos, entre el 25% y el 50 % de los cánceres primarios malignos de intestino delgado son adenocarcinomas; la mayoría de estos aparecen en el duodeno. Por su parte, los leiomiosarcomas se presentan con mayor frecuencia en el íleon y cerca de 20 % de las lesiones malignas del intestino delgado son tumores neuroendocrinos, que ocurren con más frecuencia en el íleon que en el duodeno o el yeyuno y a veces son múltiples, según el Instituto del Cáncer estadounidense.

Para investigar cómo ciertos alimentos pueden ayudar a combatir los tumores del intestino delgado, el equipo de Ohno eligió un tipo especial de ratón con una mutación en un gen supresor de tumores. Cuando esta pieza de ADN funciona mal, los roedores desarrollan tumores en todo el intestino delgado y grueso, al igual que las personas con poliposis adenomatosa familiar. Este es un trastorno hereditario por el que se forman muchos pólipos, a menudo, cientos o miles, en las paredes internas del colon y el recto. Los pólipos son bultos anormales que a veces se convierten en cáncer si no se extirpan.

El primer experimento fue bastante sencillo. Los investigadores del Centro RIKEN alimentaron a estos ratones con comida normal o sin antígeno, y descubrieron que los que recibieron la primera opción tenían menos tumores en el intestino delgado que los alimentados sin el antígeno. Ahora bien, no había diferencias en los tumores que afectaban al intestino grueso.

Dietas que afectan a las células inmunitarias

A continuación, añadieron un antígeno común: la albúmina —una proteína producida por el hígado que puede encontrarse en la carne y que no estaba presente en la comida normal administrada a los roedores— a la dieta libre de antígeno. Los científicos se aseguraron de que la cantidad total de la proteína era igual a la cantidad de proteína en la dieta normal.

Cuando los ratones recibieron esta dieta, los tumores en el intestino delgado se suprimieron el mismo modo que con la comida normal. Esto significa que la supresión de tumores estaba directamente relacionada con la presencia de antígeno, no con el valor nutricional de la comida ni con ningún antígeno específico.

Micrografía de un linfocito T humano del sistema inmune. 

Micrografía de un linfocito T humano del sistema inmune. En el estudio, los ratones que recibieron la dieta simple sin antígenos tenían muchas menos células T que los que recibieron la comida normal o la comida sin antígenos con proteína láctea. Cortesía: NIAID/NIH

Las tres dietas también afectaron a las células inmunitarias, concretamente a las células T, del intestino delgado. Los ratones que recibieron la dieta simple sin antígenos tenían muchas menos células T que los que recibieron la comida normal o la comida sin antígenos con proteína láctea. Otros experimentos revelaron el proceso biológico que lo hace posible.

Estos hallazgos tienen implicaciones clínicas. Al igual que las dietas sin antígenos, las dietas clínicas elementales incluyen aminoácidos simples, pero no proteínas. Esto reduce el trabajo digestivo y puede ayudar a las personas con afecciones gastrointestinales graves, como la enfermedad de Crohn o el síndrome del intestino irritable.

«Los tumores del intestino delgado son mucho más raros que los del colon, pero el riesgo es mayor en los casos de poliposis adenomatosa familiar, por lo que el uso clínico de dietas elementales para tratar la enfermedad inflamatoria intestinal u otras afecciones gastrointestinales en estos pacientes debe considerarse con mucho cuidado», advierte Ohno.▪️

  • Información facilitada por RIKEN

  • Fuente: Hiroshi Ohno et all. Food antigens suppress small intestinal tumorigenesis. Frontiers in Immunology (2024). DOI: 10.3389/fimmu.2024.1373766

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