A los animales también les gusta consumir alcohol

Decenas de especies del reino animal, desde las moscas y los escarabajos hasta los elefantes y los babuinos, ingieren etanol de forma intencionada y sin problema, ya que cuentan con enzimas para metabolizarlo.

Por Enrique Coperías

El consumo de etanol en la naturaleza es más común de lo que pensaban los científicos, según un nuevo estudio.

El consumo de etanol en la naturaleza es más común de lo que pensaban los científicos, según un nuevo estudio. Imagen conceptual generada con Copilot

Abundan las anécdotas de animales salvajes que se comportan como borrachines tras comer frutas fermentadas, pero, a pesar de ello, se ha supuesto que el consumo no humano de etanol es raro y accidental.

Ahora, un equipo de ecologistas cuestiona esta suposición en una revisión publicada en la revista Trends in Ecology & Evolution de Cell Press. Argumentan que, dado que el etanol —el alcohol presente en las bebidas alcohólicas— está presente de forma natural en casi todos los ecosistemas, es probable que la mayoría de los animales que se alimentan de fruta y néctar lo consuman de forma habitual.

«Nos estamos alejando de esa visión antropocéntrica de que el etanol es algo que solo consumen los seres humanos», afirma la ecóloga conductual y autora principal del trabajo Kimberley Hockings, de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido. Y añade en una nota de prensa emitida por este centro—: Es mucho más abundante en el mundo natural de lo que creíamos, y la mayoría de los animales que comen frutas azucaradas van a estar expuestos a algún nivel de etanol».

Empezó a «comercializarse» en la naturaleza hace 100 millones de años

El etanol o alcohol etílico, de fórmula empírica C2H6O, empezó a abundar en el medioambiente hace unos 100 millones de años, cuando las plantas con flores empezaron a producir néctar azucarado y frutos que la levadura podía fermentar. En la actualidad, está presente de forma natural en casi todos los ecosistemas, aunque las concentraciones son más elevadas y su producción tiene lugar durante todo el año en los entornos tropicales húmedos y de latitudes más bajas, en comparación con las regiones templadas.

La mayoría de las veces, las frutas fermentadas de forma natural solo alcanzan entre el 1% y el 2% de alcohol por volumen (ABV), pero se han encontrado concentraciones de hasta el 10,2% de ABV en frutos de palmera demasiado maduros en Panamá.

Los animales ya albergaban genes capaces de degradar el etanol antes de que las levaduras empezaran a producirlo, pero hay pruebas de que la evolución afinó esta capacidad en mamíferos y aves que consumen fruta y néctar. En particular, los primates y las musarañas se han adaptado para metabolizar eficazmente el etanol.

Desde una perspectiva ecológica, no es ventajoso estar ebrio mientras trepas por los árboles o estás rodeado de depredadores por la noche: es una receta para que tus genes no se perpetúen. Es lo opuesto a lo que sucede en el caso de los seres humanos, que quieren intoxicarse, pero en realidad no desean las calorías: desde la perspectiva no humana, los animales quieren las calorías pero no la embriaguez.
— Matthew Carrigan, del College of Central Florida y coautor del estudio

No está claro si los animales consumen etanol intencionadamente por el mero hecho de consumirlo, y se necesitan más investigaciones para comprender su impacto en la fisiología y la evolución de los animales.

Algunos primates no humanos, como los chimpancés y los monos araña, han sido observados consumiendo de forma intencionada frutas fermentadas que contienen alcohol, y los zoólogos han podido asistir a cómo el etanol les causa efectos similares a los de los seres humanos cuando se emborrachan.

Por ejemplo, los elefantes (Loxodonta africana), los babuinos (Papio ursinus) y otros animales salvajes aparentemente se embriagan con la fruta de la marula (Sclerocarya birrea) en Botsuana.

Estorninos que empinan el codo y escarabajos que usan el alcohol como desinfectante

Y algunas aves, como los estorninos y los periquitos, también consumen frutas fermentadas y pueden mostrar signos de intoxicación; por ejemplo, se han constatado accidentes de vuelo protagonizados por el ave pasarifoeme ampelis americano (Bombycilla cedrorum) que han ingerido bayas fermentadas.

También muchos insectos, como las moscas de la fruta (Drosophila), las mariposas y los escarabajos, se sienten atraídos por frutas fermentadas que contienen etanol. Se sabe que el escarabajo alnus ambrosia (Xylosandrus germanus), lo utiliza para evitar que los mohos infecten sus madrigueras dentro de los árboles.

Al igual que ocurre en otros animales, el consumo de alcohol puede tener efectos secundarios en los insectos. Las moscas de la fruta, por ejemplo, muestran comportamientos alterados, como cambios en su capacidad de locomoción o en sus patrones de apareamiento, después de consumir etanol.

Los investigadores afirman que el consumo de etanol podría reportar varios beneficios a los animales salvajes. En primer lugar, es una fuente de calorías, y los compuestos olorosos producidos durante la fermentación podrían guiar a los animales hacia las fuentes de alimento, aunque los investigadores afirman que es poco probable que los animales puedan detectar el etanol por sí mismos.

El etanol también podría tener beneficios medicinales: las moscas de la fruta ponen intencionadamente sus huevos en sustancias que contienen este alcohol, que protege sus huevos de los parásitos, y las larvas de mosca de la fruta aumentan su ingesta de etanol cuando son parasitadas por avispas.

Un mono araña se alimenta de frutos de mango papaya (Spondias mombin). La fruta fermentada es una fuente de etanol para los animales. 

Un mono araña se alimenta de frutos de mango papaya (Spondias mombin). La fruta fermentada es una fuente de etanol para los animales. Crédito: Nicholas Chapoy

Un relajante natural

«Desde el punto de vista cognitivo, se han propuesto ideas de que el etanol puede activar el sistema de endorfinas y dopamina, lo que conduce a sensaciones de relajación que podrían tener beneficios en términos de socialidad —explica la ecóloga conductista y primera autora del trabajo Anna Bowland, de la Universidad de Exeter. Y añade—: Para comprobarlo, realmente necesitaríamos saber si el etanol produce una respuesta fisiológica en la naturaleza».

Sabemos que en los seres humanos es así. El alcohol nos proporciona sensaciones de euforia, desinhibición y relajación, lo que puede hacer que las personas busquen su consumo. Además, algunas personas consumen alcohol para aliviar el estrés, la ansiedad o la tristeza.

Hay muchas preguntas sin respuesta sobre la importancia del consumo de etanol para los animales salvajes. En su investigación futura, el equipo planea investigar la implicación conductual y social del consumo de etanol en primates y examinar más a fondo las enzimas implicadas en el metabolismo del alcohol. ▪️

Un chimpancé hembra adulta come frutos de mango papaya.

Un chimpancé hembra adulta come frutos de mango papaya. Crédito: Kimberley Hockings

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